Yves Klein
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Yves Klein: La noche en que todos se tiñeron de azul

Milán, enero de 1957. La Galería Apollinaire - pequeña pero refinada - se llena de una multitud que espera algo inusual. En el centro de esta atracción magnética se encuentra el joven artista francés Yves Klein. Él no trae pinturas con líneas, formas o imágenes. En cambio, once lienzos idénticos, completamente cubiertos de un misterioso y profundo tono azul.

El color parece casi irreal - no solo agrada a la vista, sino que te atrae, como si abriera una puerta hacia algo desconocido.

Exhibición Azul Yves Klein, 1957Fuente de la foto: artbasel.com (política de medios).

Este color tiene un nombre que Klein inventó él mismo - Azul Klein Internacional, o simplemente IKB. Para él, no es solo un pigmento - es un símbolo de infinito, sensualidad pura, un espacio espiritual sin límites.

Cada pintura es como una ventana al cielo que ves con los ojos cerrados.

Exhibición Azul Yves Klein, 1957Fuente de la foto: medium.com (política de medios).

Los espectadores están desconcertados. Todos los lienzos son iguales. Sin marcos. Sin firmas. Y sin embargo - algo cambia en el aire. Los invitados no están mirando las pinturas - están dentro de ellas.

 

Y entonces - el clímax.

Klein ofrece a los invitados cócteles azules, teñidos con el mismo IKB. La gente ríe, bebe, admira los lienzos. Nadie sospecha que esto formará parte del acto artístico. A la mañana siguiente notan: su orina es del mismo azul sobrenatural.

Y ahora el arte no solo está en las paredes. Está dentro de ellos. Sus cuerpos se han convertido en parte del gesto artístico.

 

Esto ya no es solo una exposición. Es una performance. Un ritual. Un movimiento del arte más allá del lienzo - hacia el cuerpo, hacia la conciencia.

Klein no crea imágenes - crea experiencia.

Y esta experiencia habla no de la materia, sino del vacío lleno de significado. De lo espiritual en lo informe. Del poder del color como canal hacia lo invisible.

 

Él creía que el verdadero arte no es lo que vemos, sino lo que sentimos, vivimos, absorbemos.

 

Y esa noche en Milán, todos - artistas, críticos, socialités - se convirtieron en parte de su visión azul infinita. Y tal vez, por un instante, tocaron la eternidad.

 

Cómo Yves Klein encarnó el concepto: “Sensualidad Pura a Través del Color”

Klein creía que el color tiene el poder de evocar emociones y elevar espiritualmente. Abandonó las líneas, imágenes y narrativas para dejar que el color hablara directamente al subconsciente del espectador.

 

Fue una performance en la que el espectador y su cuerpo se convirtieron en parte de la obra de arte.

 

Él dijo:

“Quiero sumergir al espectador en el cielo azul infinito que ve cuando cierra los ojos.”

La exposición Proposte Monochrome, Epoca Blu buscaba disolver la frontera entre el arte y la experiencia espiritual. El color estaba destinado a convertirse en una puerta hacia lo “invisible” - una idea pura, energía, espíritu.

 

La filosofía de Klein: “El Vacío como Infinito”

Yves Klein estaba fascinado por la filosofía oriental, el budismo zen y el esoterismo.

Creía que el mayor poder reside en el vacío, y que el azul simbolizaba lo invisible, lo infinito, lo espiritual.

 

Por qué esta exposición se volvió histórica:

 

Cambió la percepción del monocromo como un género “vacío”.

Rompería la idea del arte como algo puramente material.

Fue la primera vez que el cuerpo del espectador se involucró verdaderamente en el proceso artístico.

De aquí nació una nueva forma - el arte performativo y la instalación como experiencia espacial.

 

Por qué es importante

Yves Klein quiso crear una experiencia emocional pura del color, libre de forma, y el IKB se convirtió en el símbolo de eso.

Creía que el color por sí solo podía ser una experiencia espiritual.

Este evento se convirtió en un ejemplo emblemático del arte performativo - donde no solo el objeto, sino las acciones del artista y la interacción del público se convierten en la obra de arte.

 

Aunque algunos detalles de esta historia pueden ser mitos o exageraciones, ilustra perfectamente el espíritu radical - y el humor - que impulsó el arte vanguardista del siglo XX.

 

Klein demostró: un solo color basta, si contiene energía.

Las marcas de moda, inspiradas en esto, comenzaron a construir colecciones enteras alrededor de un solo color o tono.

 

El Azul Klein Internacional volvió a ser un éxito en moda en la década de 2020. En la temporada Primavera/Verano 2020, este tono ultramarino profundo apareció destacado en pasarelas - desde GMBH hasta Each x Other y Boss - con diseñadores combinando el IKB con siluetas modernas, a menudo creando looks completamente monocromáticos.

 

Pasarela Balenciaga 2020Fuente de la foto: fuente desconocida (política de medios).
Pasarela Balenciaga 2020Fuente de la foto: pinupmagazine.org (política de medios).

Uno de los ejemplos más impresionantes fue el desfile otoñal 2020 de Balenciaga, donde las modelos caminaron por una pasarela inmersa en una inundación de IKB: el suelo, el agua, el telón de fondo y la iluminación - todo estaba empapado en este tono. Demna Gvasalia convirtió el color en el protagonista principal del show. El espacio se transformó en un “abismo azul” post-apocalíptico - una visión que aludía no solo a la moda, sino también a la filosofía de Klein sobre la purificación espiritual, el infinito y una belleza inquietante.

 

Este color continúa apareciendo hoy en campañas publicitarias de Comme des Garçons, Céline, Bottega Veneta; en portadas de Vogue, i-D, Dazed - ya sea como fondo o foco central.

 

Aporta inquietud pero también calma, profundidad sin pretensiones, el cuerpo sin desnudez. 

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